Patrimonio cultural

«Las personas sin conocimientos de su pasado, su origen y su cultura, son como un árbol sin raíces.»

Marcus Garvey

Hoyo de Manzanares posee un rico patrimonio cultural. Es un pueblo que ha sabido mantener su identidad con el paso de los años y sigue indagando en su pasado. Esto queda patente en la excavación arqueológica de La Cabilda, que acerca a vecinos y visitantes a los orígenes del poblamiento del entorno serrano y les permite formar parte de su patrimonio, ya que se trata de una excavación realizada con la participación de voluntarios.

También es importante el patrimonio cultural inmaterial, del cual el máximo exponente es la Fiesta de Interés Turístico Regional de La Caldereta, que tiene su origen siglos atrás y hoy en día es el principal acontecimiento del  municipio y consigue reunir cada año a miles de personas.

Pero hay mucho más…

El valor de la piedra. Cantería y canteras

Una parte fundamental de este patrimonio cultural está íntimamente relacionado con la importancia que la cantería ha tenido en Hoyo de Manzanares, como puede verse en la arquitectura de piedra y las antiguas canteras de granito.

El granito es un material que ha estado ligado siempre a la historia de Hoyo de Manzanares y que se convirtió en su principal forma de vida hasta los años 80 del siglo pasado, gracias a la extracción de esta valiosa materia prima que se exportaba a la capital.

En el espacio de la Plaza de Cervantes, con el granito como elemento destacado en su construcción, se encuentra el monumento a Los Canteros, un rendido homenaje de la villa de Hoyo de Manzanares a la actividad de la cantería, una actividad que tuvo especial importancia en el pueblo desde la Edad Media. 

Esta labor tradicional se realizaba en las numerosas canteras circundantes, cuyos restos, todavía pueden verse hoy a los pies de la Sierra del Hoyo, en cualquiera de los itinerarios de senderismo.

El valor de la piedra. Cantería y canteras

En las proximidades del recorrido de la Ruta Circular, en tramo que discurre a los pies de la Sierra del Hoyo, podemos salirnos del camino apenas unos escasos metros para ver los restos de las antiguas canteras de pórfido. Una veta estrecha de material oscuro, gris verdoso, diferente del granito, que se utilizaba tradicionalmente para el pavimento de calles y carreteras.

En la misma ruta, en el Monte Egido, tras pasar la barrera, advertimos las vallas de madera que delimitan otras canteras, las de granito rosa, conocidas también como las Canteras de Juan Señora. 

Hoy en día, ambas canteras se encuentran llenas de agua y constituyen un importante biotopo de los muchos que hacen posible la gran biodiversidad de nuestro entorno natural protegido.

Arquitectura tradicional. Nuestras casas de piedra.

En las calles de Hoyo el granito sigue siendo el protagonista. Todavía quedan algunas reminiscencias de las tradicionales casas de piedra, muestras de una arquitectura popular que nos conecta con antiguas formas de vida.

Las más antiguas, las de tipo rural, son construcciones volcadas hacia el interior, pensadas para dar respuesta a las labores propias de la agricultura o la ganadería, con un patio interior en torno al cual se disponen otras construcciones menores, componiendo un conjunto. Actualmente se conservan escasos ejemplos de esta arquitectura.

Ya del siglo XIX datan las construcciones de tipología urbano-rural, donde se concibe la casa como parte integrante de un pueblo con sus calles definidas y sus espacios públicos y muestra de ello son los bancos de piedra que se construyen en la fachada delantera. Pertenecen en general a los años finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se encuentran dispersas dentro del casco. 

Arquitectura tradicional. Nuestras casas de piedra.

Las mejores muestras de unas y otras pueden verse en la Calle Erillas.

Entre los años 30 y 50 del siglo XX, la vida en Hoyo cambia y por tanto también lo hacen sus casas. Ahora, en torno a la principal vía de comunicación del pueblo, la Calle Hurtada, que conecta Hoyo con sus dos pueblos vecinos, Torrelodones y Colmenar Viejo, surgen las casas de tipología totalmente urbana. Son casas dedicadas al comercio y los servicio. Construcciones de dos plantas, en las que la planta baja, abierta a la calle, se dedica a negocio y la principal a vivienda a la que se accede por una escalera en la fachada trasera. Entre los pocos ejemplos conservados destaca la conocida Casa Tanuchi.

Finalmente la Institución Libre de Enseñanza pone en valor la Sierra de Guadarrama y a principios del siglo XX comienzan a llegar a Hoyo de Manzanares los primeros madrileños en busca del contacto con la naturaleza. Ellos serán los artífices de las primeras villas de Hoyo, casas rodeadas de jardín en las que retirarse en busca de descanso. Un buen ejemplo de ellas lo encontramos en la antigua Casa del Médico, hoy sede de los Servicios Sociales de Hoyo de Manzanares.

Plaza de Cervantes. Centro cultural de la villa

La plaza de Cervantes concentra la vida cultural de Hoyo de Manzanares. Aquí estuvieron ubicadas las primeras escuelas, hoy convertidas en el Centro Médico y las viviendas de los maestros. Enfrente el Centro de Cultura.   

El edificio, construido en 1990, es la sede del Patronato Municipal de Cultura, organismo creado para la gestión y coordinación de la actividad cultural del municipio. 

En él se encuentran los espacios destinados a Biblioteca Municipal, Sala de Exposiciones y Conferencias, Aulas de Formación y Talleres.

Nuestra biblioteca cuenta con un fondo bibliográfico de 14.000 volúmenes, servicio de lectura, consulta en sala y acceso a internet. Además se llevan a cabo programas de promoción del Libro y la Lectura, cuentacuentos infantil y otras efemérides.

En las noches de verano, las actividades culturales rebasan los muros del Centro en el auditorio al aire libre que se instala en la plaza para llevar a cabo el programa cultural Buenas Noches de Verano con teatro, danza, música y cine al abrigo de la Sierra de Hoyo.

Centro cultural

La comarca del agua. Las fuentes 

Hoyo de Manzanares se encuentra en la Sierra de Guadarrama-Alto Manzanares, una comarca que abarca de este a oeste, desde Guadarrama y Los Molinos hasta Soto del Real y Miraflores y desde las altas cumbres de Siete Picos, La Bola del Mundo o Cabeza de Hierro, hasta Hoyo de Manzanares, el municipio más al sur. 

Las aguas procedentes de las zonas altas serpentean por las laderas hasta formar ríos, dos de ellos emblemáticos: el Guadarrama y el Manzanares. La abundancia de agua es una de las señas de identidad de esta comarca, en la que se contabilizan un total de siete ríos y doce embalses, además de innumerables arroyos, humedales y manantiales. Desde antaño los vecinos de nuestros pueblos han mantenido una estrecha relación con el agua. En estos municipios existe una larga tradición de construcción de fuentes, casi todas ellas labradas en granito, teniendo algunas de ellas varios siglos de antigüedad.

La comarca del agua. Las fuentes

En Hoyo de Manzanares podemos disfrutar de los paisajes del agua generados por los pequeños arroyos que discurren por su territorio y, especialmente, de las charcas y embalses como Los Camorchos y La Berzosa, protagonistas de algunas de las marchas de senderismo que organiza el ayuntamiento para acercar estos espacios naturales a nuestros visitantes.

En el casco urbano, destaca la Fuente del Caño, en la plaza del mismo nombre, construida en 1845, que abasteció de agua a los vecinos hasta la llegada del agua corriente. Es una fuente de granito, con un pilón ovalado y dos sencillos caños que dan nombre a la misma y por los que antiguamente manaron las aguas procedentes de manantiales cercanos.

La traída del agua corriente a Hoyo de Manzanares se celebró con la Fuente de la Plaza de la Iglesia. Construida en 1929 tiene un carácter más ornamental, con su frontón, su banco corrido y su decoración de bolas de granito al estilo escurialense. Entre sus surtidores de cabezas de leones en bronce dorado puede leerse la placa conmemorativa y el año de su fundación.

Plaza Mayor y el Ayuntamiento

La Plaza Mayor que contemplamos hoy comenzó a gestarse tal cual la vemos en los años 50. Primero con la construcción de la casa consistorial, un edificio de dos plantas, realizado con el granito de las canteras circundantes, con su pórtico y en el que destacaba la torre lateral. La fotografía que vemos debe ser un poco posterior a 1951 porque en la torre ya aparece instalado el reloj del que hablamos más abajo.

Poco después de esta foto comenzó la construcción de las alas laterales, dentro del Plan de Regiones Devastadas puesto en marcha para la reconstrucción del país tras la Guerra Civil. Esas alas laterales proyectadas después son la razón por la cual la torre de nuestra plaza no se encuentra en el centro; no formaban parte de un proyecto único, sino que la torre lateral del edificio del Ayuntamiento quedó embebida en este nuevo diseño.

Ayuntamiento años 50

Ayuntamiento años 50. Foto cedida por Aleida Pinto

Ayuntamiento años 70

Ayuntamiento años 70. Foto cedida por Raquel Mollá

Los espacios laterales de la Plaza se destinaron a viviendas de familias desfavorecidas y aunque todavía hoy hay viviendas particulares, con el paso del tiempo el Ayuntamiento ha ido ganado espacios para ubicar la Oficina de Turismo, el local de reuniones del número 2, la Policía local, El Archivo y Urbanismo…

La última intervención, de hace apenas uno años, quitó el recubrimiento blanco del primer piso de las laterales para dejar a la vista el granito de Hoyo.

El reloj de la torre se instaló en 1951, como nos cuenta Pilar García en el artículo publicado en el segundo número de la revista Apuntes del Ponderal, editada por la Asociación del mismo nombre. Una instalación que se celebró con baile y vino en la Plaza.

Esta joya de la mecánica costó por entonces la friolera de 41.867 pesetas, unos 250€. Encima de la torre se colocó la campana que desde hace 69 años nos da las horas sonando a en punto e y media. Para ello un trabajador municipal se encarga cada día de darle cuerda con una manivela.

El mecanismo del reloj es una preciosidad y está expuesta al público y funcionando a día de hoy en el primer piso del Ayuntamiento. 

Teatro municipal Las Cigüeñas

Teatro municipal Las Cigüeñas, fotografía de Pilar Esteban

Teatro municipal Las Cigüeñas

Hoyo de Manzanares cuenta con dos edificaciones declaradas Bienes de Interés Cultural, uno de ellos es la antigua iglesia, ubicada en la Plaza de la Iglesia, hoy en día rehabilitada y acondicionada para alojar el teatro municipal Las Cigüeñas y que aún conserva la Capilla de la Virgen de la Encina.

El otro es la atalaya de La Torrecilla, una edificación defensiva de origen musulmán de la que se conservan vestigios, en la actualidad el terreno en el que se localiza pertenece a la Academia de Ingenieros del Ejército, por lo que no es posible su visita.

La antigua iglesia comenzó a construirse en el siglo XV y se concluyó en el siglo XVII, está catalogado como Bien de Interés Cultural desde el año 1982. Era una iglesia modesta, de una sola nave con dos capillas laterales y un pórtico en su lado sur siguiendo el modelo de las iglesias segovianas.

En los años 70 del siglo XX el edificio estaba prácticamente derruido, sólo se conservaba el muro exterior hasta la altura de la cornisa. Además el templo empezaba a ser insuficiente para atender al incremento de fieles, por ello, la propiedad del solar, las instituciones eclesiásticas y el Ayuntamiento, llevaron a cabo una permuta por la cual este último se hacía cargo de la iglesia primitiva para su rehabilitación y adaptación a los nuevos usos, pasando a alojar el Teatro Municipal “Las Cigüeñas”. Esta reforma se centró principalmente en la sustitución de la cubierta derruida por una nueva y la ampliación de dependencias en el lado sur, que hicieron necesaria la demolición del pórtico primitivo.
Decorados de cine

Decorados de cine

El salto a la gran pantalla de Hoyo de Manzanares se produjo en 1962 con la ocupación de dos hectáreas en el Monte de los Altillos. Aquí se construyó el primer poblado del Oeste de España con carácter estable, el decorado conocido como Golden City.

Este decorado fue uno de los más prolíficos de nuestro país hasta mediados de los años setenta. En él se rodaron más de un centenar de películas del género «spaguetti western», pero hay una que destaca sobre las demás, «Por un puñado de dólares», que lanzó a la fama a un entonces desconocido Clint Eastwood.

Yacimiento de La Cabilda

Yacimiento de La Cabilda

El yacimiento arqueológico de La Cabilda es el lugar donde nació Hoyo de Manzanares. Un poblado visigodo de mediados del siglo VII en el que se asentaron nuestros primeros vecinos conocidos. Aquí, a los pies de la Sierra de Hoyo y frente al extenso paisaje que se abría delante de sus ojos, construyeron sus casas con el granito del entorno, la madera de las encinas y tejas de barro.

Los restos encontrados hasta el momento nos hablan de una sociedad que vivía de la ganadería, la caza, la recolección y una agricultura residual. Otros hallazgos nos ofrecen información acerca de sus actividades diarias, como los hogares, un volante de uso o una cardadera de lana. Los más importantes, como el ponderal, una pieza única, unidad de peso oficial, ofrece información acerca de las transacciones comerciales… Pero esto es solo lo que conocemos a día de hoy.

El yacimiento es un espacio vivo donde realizamos campañas de excavación arqueológica cada año. La del 2018 descubrió los restos de un edificio singular, un espacio religioso que podría hacernos pensar que nos hallamos ante un poblamiento diferente… Cada año avanzamos más en el conocimiento de quienes eran estos primeros hoyenses.

Una de las características singulares de este yacimiento es que se excava con la participación de voluntarios, con un sistema conocido como arqueología de público, en el que son los propios vecinos, estudiantes o aficionados a la arqueología los que, bajo la dirección y supervisión de un equipo de arqueólogos profesionales, trabajan cada año para sacar a la luz una nueva pieza de este puzzle que es la vida en La Cabilda durante la Alta Edad Media.

Para conocer más acerca de este yacimiento puedes apuntarte a las visitas guiadas interpretadas que casa mes realizamos con nuestras arqueólogas locales.

Además, en torno al Yacimiento se llevan a cabo al cabo del año otras actividades como las recogidas en el proyecto Noviembre visigodo, o Arqueólogos por un día, un programa realizado en colaboración con la Comunidad de Madrid en la que enseñamos a los niños todo el proceso de excavación de un yacimiento arqueológico.

La Caldereta, Fiesta de Interés Turístico Regional

La Caldereta. FITR

La Caldereta ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, se trata de un día de festejos del que se sabe que ya era celebrado en el año 1767 para agradecer las cosechas a la Virgen de la Encina.

Es una fiesta gastronómica que se celebra en torno al día 9 de septiembre y consta de una chocolatada, festejos taurinos y, por supuesto, la cena de La Caldereta, que congrega cada año a más de 6.000 personas que disfrutan de nuestro guiso más tradicional. Su receta, cuyo ingrediente principal es la carne de toro, se ha transmitido de generación en generación.

Cuenta la tradición que antiguamente se lidiaban dos toros en honor de la Patrona. El de los casados era repartido entre las familias del pueblo, mientras que el de los solteros, se guisaba siguiendo una antigua receta secreta que ha llegado hasta nuestros días y que solo conoce el cocinero de la Asociación de La Caldereta, encargada de su elaboración y el que será su sucesor.

Con ese guiso se invitaba a todo el pueblo a esta cena en la Plaza Mayor. Hoy te invitamos a ti a disfrutar de nuestro patrimonio cultural inmaterial que sigue manteniendo viva una tradición centenaria.